¿Votar al menos malo?. No, ¡Gracias!

Cada vez que llegan elecciones (generales, regionales o municipales) nuestros políticos nos invitan a participar fingiendo y haciéndonos creer que el pueblo tiene potestad para decidir sobre su futuro, que somos los autores y responsables de nuestro destino. Y con esta excusa nos empujan en cada convocatoria a votar a cualquiera aunque eso suponga votar al candidato menos malo.

Cansados de que nos manipulen cada 4 años, cansados de ver como fingen trabajar por y para nosotros, un grupo de ciudadanos descontentos hemos decidido abandonar las estériles críticas y pasar a la acción. Estamos dispuestos a vaciar los escaños de los parlamentos, tal como ya hemos hecho en 2 municipios catalanes.

No quiero hacer campaña electoral, voy a ahorrarme las promesas porque en el mundo de la política han dejado de tener sentido, nosotros ya hemos pasado a los hechos. No voy a explicaros nuestro programa electoral.

Como somos corresponsables de contribuir, alimentar y formar parte de esta tramoya y que nos gobiernen como a títeres, debemos tener herramientas para poder decir no, para poder decir ‘basta’, para poder ejercer nuestro voto de castigo al mal político.

En este país desde hace mas de 15 años no se han aplicado medidas estructurares sólidas que sienten las bases para un desarrollo eficaz y sostenido en el tiempo

Los responsables de esta crisis tienen nombre y apellidos o mejor dicho forman parte de consejos directivos con la complicidad de los gobiernos que permiten y alientan esta situación. Favorecen la avaricia de unos pocos y se acentúan los privilegios de nuestros dirigentes creando desequilibrios que son amortizados por los honrados y disciplinados contribuyentes.

¿El menos malo es realmente una necesidad?

Esta es, efectivamente una época en la que la “necesidad” se esgrime a diestro y siniestro, por políticos y economistas en una misma dirección; anular avances ciudadanos y sociales logrados, fundamentalmente, en la segunda mitad del S. XX, mientras los privilegios de la cúpula política permanecen intactos.

No hace falta ninguna campaña para desprestigiar a nuestros dirigentes, ellos se desprestigian sin necesidad de ayuda … nos han gobernado en función de los titulares de prensa, improvisando, sin proyecto y creyendo que la economía y el país funcionan solos.

En este país desde hace mas de 15 años no se han aplicado medidas estructurares sólidas que sienten las bases para un desarrollo eficaz y sostenido en el tiempo, caminamos sin proyecto completamente a la deriva.

Tal y como decía Ortega y Gasset; el hombre-masa ha tomado el papel protagónico dentro de la “clase” política, en detrimento del hombre-selecto o excelente.

Lamentablemente después de 80 años este libro y su explicación de la sociedad española contemporánea sigue estando en rigor, así pues pocas cosas han cambiado desde entonces. Se ha avanzado en las coberturas sociales (que ahora se ven amenazadas), pero estructuralmente este país sigue siendo y sigue gobernado por una clase política deficiente. Una clase que ocupa gran parte de su tiempo y los recursos del estado en armar telarañas legales y no legales para perpetuar su “casta”.

¡Anular es participar! ¡Decir basta es participar! ¡Decir NO es participar! ¡Desocupar escaños y no pactar con nadie es participar! ¡Encender luces de alarma es participar! ¡Renunciar al sueldo de diputado es participar! ¡No contribuir a esta tramoya es participar! ¡Dejar de votar por el menos malo es participar! ¡Ejercer un voto de castigo es participar! ¡Votar en contra de la actual forma de hacer política es participar!

Si quieres que tu voto cuente para darles una bofetada a los actuales políticos españoles, podéis utilizar Escons en Blanc/Escaños en Blanco para tal fin. Vota Escons en Blanc, un diputado se quedará sin su preciado escaño. El menos malo nunca es bueno, y el voto útil solo les sirve a ellos.

Eduard Rodríguez Máñez
No-Regidor por Gironella

El menos malo en la sombra

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La suma de la abstención, el voto nulo y el voto en blanco se constituiría como la principal fuerza parlamentaria, pero el 100% de los escaños son repartidos entre los partidos.