Al «Gran pacto por la educación», ni se le ve ni se le espera
La educación nunca ha sido, es, ni será, prioritaria para los partidos políticos. Y menos en España.
Desde la popularización de internet, en los años 90, se ha aprobado en España únicamente una ley educativa que aún esté en vigor: la Ley Orgánica de la Educación (LOE), de 2006. Ni una más. El resto, derogadas. La última, “Ley Celáa” (LOMLOE) de 2020, se limitaba a modificar ligeramente la LOE. Así que no cuenta.
En otras palabras, el mayor invento de la historia de la humanidad –internet–, tiene 30 años de edad, y solo ha visto una reforma en la ley educativa.
¿Cómo se explica esto? Por lo mismo de siempre. Porque los partidos instrumentalizan la educación con fines electorales, evadiendo diálogo y consenso. Con un agravante. El coste social y económico de no alcanzar un pacto educativo es incalculable. Y esto es dejando de lado el aspecto moral.
Pero olvidémonos de leyes. El asunto es mucho más grave.
La cuestión de fondo es que disponemos de un sistema educativo arcaico, obsoleto y trasnochado, que ignora completamente las grandes innovaciones tecnológicas y las evoluciones sociales de las últimas décadas, reduciendo el debate político sobre la educación en España a decidir si la nota de religión computa para la media, y si meter o no temas sexuales y de género en la ESO.
He ahí la gente que nos gobierna.
El asunto clama al cielo si tenemos en cuenta que los políticos en España se han desentendido de las reformas educativas llevadas a cabo por países vecinos, que nos dan modelos válidos a seguir, y pueden copiarse y adaptarse.
Si no sirven ni para copiar, ¿para qué sirve nuestra clase política?
Modelos educativos que funcionan, pero ni se plantean.
En el modelo finlandés, se aplica un método pedagógico llamado Flipped Classroom Concept (Concepto de Aula Invertida). Esto es, los alumnos absorben la teoría en sus casas, en formato audiovisual, y los “deberes” se hacen en clase, en forma de ejercicios, diálogo, debate, preguntas y aclaraciones, juegos, etc.
Es decir, Finlandia abandona el modelo escolástico y medieval de silencio estudiantil, de escucha de la verdad divina impartida por el prelado, y rescata el sistema helénico de discusión oral. Fomenta el pensamiento crítico, y no vomitar los conocimientos memorizados en una hoja de papel. Cosa peligrosa.
El sistema finlandés ha abrazado de lleno las nuevas tecnologías, desarrollando un programa audiovisual multidisciplinario, porque las nuevas generaciones prefieren aprender por vídeo, con buen criterio. ¿Qué es mejor, ver un documental de romanos (creado con propósitos educativos), o que nos cuenten en pizarra cómo eran los romanos?
Y, ¿qué es mejor, aprender en silencio en clase, y trabajar en silencio en casa, o aprender con discusiones, debates y ejercicios prácticos?
No es cuestión de fondos económicos. Las escuelas finlandesas son públicas. Todas ellas. Es cuestión de voluntad… o falta de ella.
los dirigentes quieren poblaciones suficientemente inteligentes para hacer funcionar las máquinas y suficientemente estúpidas para no cuestionar el sistema
¿Tenemos las prioridades claras? ¿Por qué no encabeza la educación los debates políticos?.
España, país que entra entre los 15 mayores PIB del mundo, queda en la 25-30 posición dentro del ranking del Informe PISA, siempre por debajo de la media de la OCDE, mientras Finlandia encabeza esos rankings.
Las condiciones laborales de los docentes tampoco ayudan.
Otro asunto es el de las condiciones laborales de los docentes. Salarios bajos, presión laboral y falta de apoyo psicológico que desincentivan la educación de calidad en España, manteniendo a los profesionales desencantados o directamente quemados, sin atraer a más candidatos y haciendo los puestos disponibles menos competitivos, muy lejos del ejemplo finlandés. He ahí una forma de la que se podrían invertir más provechosamente los fondos del Estado.
Según George Carlin: “los dirigentes quieren poblaciones suficientemente inteligentes para hacer funcionar las máquinas, y suficientemente estúpidas para no cuestionar el sistema.”
A la luz de los hechos, cabe preguntarse si los políticos en España no mantienen idiotizada a la población adrede. Negar esta afirmación sería admitir su ineptitud e incompetencia, afirmarla poner en evidencia su maldad. Aunque ambas posibilidades pueden darse en simultáneo.
El mayor lobby de presión para un correcta reforma educativa.
Escaños en Blanco apela a un electorado que, de tener voz, constituiría el mayor partido político en España: los abstencionistas, los que votan nulo y los que votan en blanco.
Hoy en día, vivimos una coyuntura histórica en que dos escaños pueden decidir la formación de gobierno. Dado el contexto político, Escaños en Blanco dispone de la insólita oportunidad de presionar a los partidos establecidos para llevar a cabo enormes reformas a favor de la ciudadanía.
Con la promesa de dejar escaños vacíos (promesa siempre cumplida hasta la fecha), Escaños en Blanco se compromete a forzar a la clase política a llevar a cabo reformas, como una reforma de la ley electoral, que podrían acabar por siempre con la impunidad política.
Nosotros lo tenemos claro. Y tú, ¿quieres vaciar escaños?
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