Un solo voto es necesario para que un partido alcance mayoría absoluta

¿Qué ocurre cuando la única opción política no es ni siquiera aceptable? Entre democracia y autoritarismo existe una delgada línea que la ley electoral permite cruzar.

Aproximadamente 400 municipios españoles tuvieron este problema las pasadas elecciones de 2019, donde un único partido que se presentó a las elecciones tomó el poder de la localidad con mayoría absoluta, sea elegido por los ciudadanos o no, equiparando así la calidad de nuestro sistema electoral a la de otros países dudosamente democráticos.

Son circunstancias, desgraciadamente demasiado habituales, en las que como la abstención, el voto nulo o el blanco no obtienen representación ni influyen a penas en el reparto, este partido no deseado alcanzará la alcaldía sí o sí independientemente de lo que los vecinos voten u opinen.

Un partido puede obtener mayoría absoluta en un ayuntamiento con menos votos que concejalías a repartir.

No es una forma de hablar, ni una exageración. En Carrascosa de Abajo (Soria), por poner un ejemplo, los tres concejales que posee su ayuntamiento fueron los tres únicos votos que recibió su partido, haciéndose inútil el 80% de voto en blanco que los ciudadano emitieron.

Teniendo en cuenta que las elecciones de 2015 el mismo partido alcanzó un 84% de voto, el 80% de voto en blanco de 2019 era, claramente, una retirada de la confianza al partido que se presenta, que sin embargo copó toda la alcaldía con únicamente 3 votos.

Cabezón de Cameros (La Rioja), Almenara de Adaja (Valladolid), Ocentejo y Angón (Guadalajara) o Villarmentero de Campos (Palencia) son ejemplos de alcaldías ganadas con menos de 10 votos.

En Larraul (Guipúzcoa), contra los 19 votos al único partido que se presentó hubo 71 abstenciones y 95 votos en blanco. En su caso, también fue su oposición inútil. Ni el casi 40% de abstención, ni el 83% de voto en blanco sobre el voto válido sirvieron para nada.

Sólo en las municipales de 2019 hubo cerca de 400 municipios españoles que se encontraron en esta situación y aproximadamente 3.100 sólo pudieron escoger entre dos partidos. En total, casi el 45% de los municipios españoles vieron mermada o lo que es peor, dirigida, su capacidad de elección convirtiendo «la fiesta de la democracia» en pura imposición.

En total, casi el 45% de los municipios españoles vieron mermada o lo que es peor, dirigida, su capacidad de elección convirtiendo «la fiesta de la democracia» en pura imposición.

De hecho, la ley ya prevé que en caso de quedarse vacía la alcaldía, el municipio pase a ser gestionado por la Diputación Provincial pertinente. Sin embargo la Ley Electoral nunca permitirá el rechazo expreso de los candidatos a través de ninguna de las posturas críticas: la abstención, el voto nulo o el voto en blanco.

Escaños en Blanco como solución al problema

En circunstancias normales podría parecer que no es tan importante esta situación. “¡Si hay alguien que quiere ser alcalde… pues ese y ya está!”, pero es que en muchos casos los ediles provocan serios problemas de convivencia y como consecuencia, el rechazo de los vecinos al partido que los dirige.

Son más que conocidos casos de municipios en los que afincándose nuevos vecinos, que aportan natalidad y prosperidad, se encuentran con un alcalde que lleva décadas sin hacer nada por el municipio pero tampoco lo quiere abandonar, llegándose a devolver subvenciones europeas para la mejora de los servicios o negándose a cubrir servicios municipales de iluminación, asfaltado, recogida de basuras, etc.. o que directamente son propensos a favoritismos, segregaciones o corruptelas.

Ante esta indefensión del ciudadano, es imprescindible implementar en la ley electoral un tipo de voto que se represente en escaños/concejalías vacías, sirviendo como opción eficaz para oponerse a una única opción que, no sólo no puede no ser de su agrado, sino que podría a demás perjudicar al propio municipio.

Hasta que esta necesaria salvaguarda del ciudadano esté implementada por ley, Escaños en Blanco para dejar escaños vacíos se presentará allá donde la sociedad nos demande con el único fin de trasladar a través de nuestras listas electorales, esos votos críticos a las instituciones en forma de escaños vacíos, provocando la pérdida de poder político y económico a las opciones que se presenten con el fin de mejorar la calidad de nuestra democracia… y de los candidatos.

Un solo voto es necesario para que un partido alcance mayoría absoluta

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La suma de la abstención, el voto nulo y el voto en blanco se constituiría como la principal fuerza parlamentaria, pero el 100% de los escaños son repartidos entre los partidos.