Se consolida el proyecto de las sillas vacías

En 2019 volvieron las municipales, y con esta convocatoria aparece el reto de poner a prueba la confianza en las sillas vacías de Foixà. Llegados a este punto en la trayectoria de Escaños en Blanco, la motivación de conseguir sillas vacías en unas elecciones municipales estaba satisfecha. Por lo tanto 2019 no era una año para demostrar si el proyecto tenía aplicación real o no, o si solo se trataba de una utopía.

Ya en convocatorias anteriores se había logrado mantener la posición en Foixà repitiendo las primeras sillas vacías de 2011, por lo tanto el objetivo no era realmente dejar de nuevo vacías esas sillas. En realidad se trataba de comprobar si la gente que había apoyado la herramienta de Escaños en Blanco seguía entendiendo útil su uso, lo que se ponía encima de la mesa era en realidad el verdadero propósito del proyecto. Demostrar la necesidad de un voto que deje vacías las sillas que consiga como modo de protesta y de presión.

Las sillas vacías funcionan

Un programa electoral no es más que una declaración de intenciones, no constituye un contrato ni una obligación legal que ate a votante y ‘votado’ (permítase la licencia). Al mismo tiempo y paradójicamente, es el documento en el que ambas partes justifican su contrato con el voto. Unos porque confían en que lo prometido se cumplirá y los otros porque esperan que lo ofrecido sea la solución, al menos en parte, a las demandas de los primeros.

El resultado fue la prueba que finalmente demostraba como una herramienta apolítica puede ser medio de expresión para distintas sensibilidades

Sillas vacías Foixà 2019

Resultados electorales de las Municipales 2019 en Foixà (Girona)

Escaños en Blanco ya había refrendado su programa en dos ocasiones, en sendas convocatorias municipales. Por lo tanto no se trataba de saber si el programa electoral de un único punto se iba o no a cumplir, la pregunta que ahora tocaba hacer era «¿Es de utilidad para el votante?». Esta es la pregunta que se respondería en las urnas en las elecciones municipales de 2019, si después de 8 años dejando sillas vacías el votante seguía pensando que la herramienta que presentaba Escaños en Blanco le servía como forma de voto, de protesta o sencillamente de expresión.

El resultado fue la prueba que finalmente demostraba como una herramienta apolítica puede ser medio de expresión para distintas sensibilidades. No solo se recibió apoyo por parte del votante, consiguió hacer crecer la participación y retirar confianza a la candidatura que en solitario estaba gestionando el consistorio. Desmontaba ese credo tan manido de «la participación beneficia a los partidos», no tenía porque ser así.

Por lo tanto podemos afirmar que Escaños en Blanco no es solo un mecanismo necesario para momentos puntuales de mala gestión, también sirve para dar voz a los que no quieren apoyar ninguna propuesta y al mismo tiempo trasladar esta opinión de forma directa e incuestionable al sistema.

Es en definitiva la respuesta a como usar un principio democrático arrinconado por el mantra del «menos malo» o el «voto útil». El voto crítico, el voto protesta que demanda precisamente todo eso que los partidos políticos no son capaces de aportar, se puede implementar en la figura de sillas vacías.