Escaños en Blanco renuncia a sueldos y subvenciones tal y como marca su programa electoral y sus estatutos. Se financia únicamente con las aportaciones de sus simpatizantes.
Para dejar el escaño vacío, los miembros de Escaños en Blanco no toman posesión del escaño (no realizan los trámites legalmente necesarios). De esa manera no solo consiguen que el escaño quede vacío y bloqueado, sino que, por ley, no tienen acceso a ninguno de los beneficios asociados a ese cargo: ni sueldos, ni dietas, ni jubilaciones especiales, nada.
Pero es que además hay una serie de recursos adicionales del Estado que se reparten en función del número de escaños obtenidos: subvenciones para propaganda electoral, subvenciones para financiación de campañas electorales, subvenciones para financiación de partidos, subvenciones para financiación de las fundaciones asociadas a los partidos, y también la designación de otros cargos como asesores dentro del Congreso y otras cámaras. Escaños en Blanco renuncia también a todos ellos.
Todos esos recursos, todo ese dinero, al no poder ser usados al estar asociados al escaño quedan como un ahorro del Estado. Visto desde otro punto de vista es como si el ciudadano hiciera recortes sobre los gastos e ingresos de los políticos.