La Constitución, textualmente, dice que todos los ciudadanos «tienen derecho a acceder en igualdad de condiciones a las funciones y cargos públicos». Pero como ya suponemos que cuando se hizo la Constitución ya sabían que no querrían cumplir con la totalidad de esta frase sin perder el control de los cargos públicos, añadieron unas palabras para asegurarse de que podrían incumplir cuando quisieran este derecho básico. Y la frase quedó así:
Trabajando dentro de un partido esta frase hace reír, le explicamos el porqué.
Falso mito 1: Igualdad ante los medios
Como ya sabemos, los espacios gratuitos de propaganda electoral se reparten según la representación obtenida en las cámaras, pero la cosa no se queda ahí, también los informativos de las cadenas públicas tienen la misma normativa en época de elecciones.
Por lo tanto, las noticias que recibimos a través de los informativos no responden a criterios periodísticos sino de representación. Evidentemente el gran benefactor de todo esto es el bipartidismo.
Falso mito 2: Igualdad ante las Juntas Electorales
La Junta Electoral es la encargada de gestionar la parte administrativa de las elecciones, y entre otras cosas, del sorteo de banderolas, gestión de espacios públicos, confección de listas… y aquí el término igualdad se desvanece igualmente.
Legalmente no tenemos derecho a espacios para hacer propaganda de banderolas o carteles y hay que conformarse con la amabilidad de los grandes partidos a dejarnos un pedazo del pastel. Los pequeños partidos tienen derecho a pedir locales y que nos los dan gratuitamente, pero si un partido parlamentario quiere ese preciso local o espacio el mismo día que tú, sólo le falta pedirlo, a ti te echan y te tienes que buscar un otro lugar.
Falso mito 3: Igualdad ante los ciudadanos
Cada año los partidos políticos se gastan millones de euros en envío de correo electoral a todas las casas. Aparte de información, en el sobre nos encontramos a menudo la papeleta para votar, duplicando el costo y material necesario para las elecciones.
Por otra parte, los partidos sin representación se encuentran a menudo que su gran problema no es que la gente no los quiera votar, sino que la gente no los conoce. Sin derecho de acceso a los medios públicos a noticias y con recursos escasos, se podría eliminar el envío de propaganda para un envío de información del conjunto de formaciones que se presentan a las elecciones. Pero claro, eso no interesa.
Conclusiones
La lista se podría ir haciendo larga y larga, ya que en este apartado, los pequeños partidos son minorizados para hacer, no sólo que la gente no nos vote, sino que no nos llegue ni a conocer. La normativa electoral es interpretada por cada junta de forma diferente y a veces incluso depende de la persona que te encuentres ese día.
Las televisiones te piden formatos viejos y caros para entregar los materiales, todavía se utiliza muchas veces el fax como medio de comunicación y el poco acceso a la información no hace que el camino sea fácil.
Parece que la tarea de educar e informar se vaya dejando de lado a la vez que las campañas electorales se transforman cada vez más en grandes festivales de marketing donde sólo puedes entrar al juego con una gran cantidad de dinero.
Un límite en gasto electoral y la obligación de informar a los ciudadanos de todas las opciones políticas debería ser un derecho fundamental.